Miles de recuerdos viven en mi mente de lo que fue nuestro amor. Hasta me fui a ese bar a tomarme una michelada, justo a ese mismo que tú me llevaste una vez. Por eso pongo las fotos de esa michelada que me tomé por ti. Te amo, no hay nada más que decir. Pero tengo que aceptar que no quieres estar conmigo aunque me cuesta mucho hacerlo...
No tengo derecho a pedirte que me contestes los mensajes, eres una mujer libre y tú sabes si lo haces o no. Te agradezco por esa actitud de ignorarme pese a que te escribí el sábado. Con eso ya me di cuenta de que no te importo en lo absoluto y que ese "no tenía saldo" que me dijiste no es más que un pretexto... Hubiera preferido escuchar la verdad, pero en fin...
Me he equivocado, pero tampoco soy una mala persona o alguien que no vale la pena como, al parecer, tú te sugestionas para no volver conmigo y ser lo que fuimos. Yo únicamente quise volver a ser tu novio, pero no pude conseguirlo. Lamentablemente tu resentimiento es más fuerte...
Ya no tengo nada más que decirte, ya no voy a ser un estorbo para ti.
Sólo me quedo con esta frase de vida, me da tanta fuerza para seguir adelante:
"Es doloroso despedirte de alguien que no quieres dejar ir, pero es mas doloroso pedirle que se quede cuando lo que quiere es irse..."
El primer vaso de michelada... Sentado en un bar, haciendo tiempo, sólo pensando en ti... Me hubiera encantado que tus labios estén allí como aquella noche del 12 de junio pasado en mi habitación...
Medio vaso, mi mano y una servilleta....
Mi mano y mi mensaje que quedarán grabados para siempre... Sé feliz...
Me acabo de enterar que tu cantante preferido, el guatemalteco Ricardo Arjona, viene en agosto a Quito para dar un recital. Si siguiéramos juntos nos hubiéramos ido a ese show, pero lamentablemente tú no quieres saber nada de mí.
No me queda otra opción que dedicarte esta canción de él:
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